Cosas que no pasan porque no tienen que pasar. Al igual que lo que ocurre, que siempre ocurre por algo. Las casualidades en realidad, no son casualidades, pero lo parecen, porque así queda más divertido. Las casualidades llegan para que te choques con el presente, para que dejes de soñar con que puedes controlarlo todo. Hay mucho que escapa de tus manos, y poco que está bajo estas. Por no controlar, no controlas ni tus propios pensamientos. Es que no podemos creer que TODO es controlable: el tiempo pasa, las personas cambian y el café se enfría. Dejemos de soñar y volvamos a la vida real. Porque a veces soñar solo nos sirve para ilusionarnos, y yo no digo que esté mal, pero, amigo, deja que te de un consejo (seguirlo o no es cosa tuya) es mejor darse cuenta por uno mismo y afrontar la realidad a poquitos, antes que te la hosties de golpe con el muro... el jodido muro de la realidad.
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