sábado, 11 de enero de 2014

Ayer soñé...

Me pregunto si las palabras pueden brillar...Yo creo que sí. Además tienen muchísima fuerza, sobre todo cuando la palabra se convierte en idea y, a su vez, la idea en palabra. 
Lo que vas a leer ahora tiene mucha palabra y mucha idea:
Ayer soñé que soñaba que por fin existía un mañana. Que esta noche fría y larga, acababa. Que el Sol brillaba fuerte. Que no existía el dolor, el miedo, el hambre y la crisis...la peste. 
Ayer soñé que no habían fabricado la bala que está a tres milímetros de romperse en mi pecho. Que la guerra era solo una palabra extraña, una idea sin sentido, sin forma, sin realidad...solo un concepto de la estupidez humana. Soñé que me perdía en el verde intenso de tus ojos. soñé de nuevo contigo, con nosotros...felices. Soñé un futuro mejor. Pero ahí está la bala. A tres milímetros de terminar con esta noche fría, dura y larga. 
Y existirá el mañana, el futuro, la esperanza. Porque en el correr de todos los tiempos siempre ha existido ese mañana y los hombres que hoy hacen las balas, los que quiebran las economías, y devoran las esperanzas, serán finalmente vencidos y extirpados de esta realidad injusta e inhumana. Porque siempre estará el mañana justo, magnífico y brillante. Soñé que que tu y yo volvíamos a juntarnos, a ser uno, a ser todo, y que nuestro amor romperá esta noche tan fría, larga y amarga.

...Ayer soñé que soñaba que el mañana ya llegaba...

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