El tiempo pasa, y conoces gente nueva, gente diferente que te aporta cosas nuevas y distintas a lo que te aportaban los otros. Hasta ahí todo perfecto, pero... el efecto que produce esta nueva incorporación de personas en nuestras vidas, hace que aquellas personas que ya estaban no reciban el mismo tiempo y dedicación que antes les dabas, ya que ahora tienes que repartir tu tiempo entre más gente, y eso, a veces, es un problema.
Por lo tanto, la gente entra y sale de tus vidas como si de los vagones de metro en hora punta se tratase. Tanto los que entran como los que salen han llegado a tu vida por algo. A mi me gusta creer que todas las personas tienen algo que ofrecer(te).
Pero, ¿qué pasa cuando la gente que se va es gente más importante, para ti, que la que entra? Pues la respuesta está en tus manos, eres tú el que tiene que decidir si merece la pena o no, es obvio que vas a pensar que no la merece porque si la gente que ya conocías es muy importante no tiene por qué salir de tu vida pero, y si los nuevos van a ser mucho más de lo que son los "viejos". Lógicamente, tú no dejas de hablar con tu padre por haber conocido a un nuevo profesor (por ejemplo). Pero también he de decir que llegado un momento la gente no te aporta nada, no tiene sentido que sigan en tu vida, ahí ocupando espacio...
No hay comentarios:
Publicar un comentario